Suzuki M1800RZ – 2012

Con esta M1800R, Suzuki demuestra descaradamente que el concepto muscle bike no es dominio exclusivo de Harley-Davidson y su V-Rod. El ejercicio de estilo es un acierto, aunque seamos más reticentes con el comportamiento dinámico.

Para esta prueba, tuvimos a nuestra disposición el modelo especial Z Edition, caracterizado por su pintura bicolor que refuerza aún más su aspecto americano, evocador de los muscle cars queridos por el Tío Sam. El primer contacto con esta variación definitiva del concept Intruder causa una fuerte impresión debido a las dimensiones del vehículo. No es de extrañar que el judoka francés David Douillet -campeón olímpico en todas las categorías- cambiara inmediatamente su Hayabusa por una M1800R cuando salió a la venta: se sale un poco de la norma y no puedes esperar pasar desapercibido sobre ella. Dicho esto, es una característica que tienen en común la mayoría de las grandes customs. El sistema de escape de la Suzuki también proporciona una melodía difícil de creer a veces, pero todo es en beneficio de los amantes de las sinfonías mecánicas. No nos quejaremos de ello. ¿Buscas motos de ocasión? En Crestanevada tienes las mejores motos de segunda mano del mercado.

Esta Z Edition, que elimina los códigos Intruder de la ecuación en sus dos variantes de color (también está disponible en Sky Blue Metallic con una franja blanca), casi te hace olvidar que la primera M1800R fue un modelo de 2006.

Dicho esto, tenemos que estar de acuerdo en que la gran Suzuki no ha envejecido nada y permanece, quizás más que nunca, en el aire del tiempo. Es innegable que es una moto preciosa, muy bien acabada e imponente. El piloto de una Harley-Davidson muy customizada no dudó en confirmarlo: «En mi opinión, nunca tendrá el caché de una americana», comentó, «pero reconozco su lado intimidatorio y un alto grado de calidad percibida». «Nosotros mismos no podríamos haberlo dicho mejor… Cuando la miras, la 1800 muestra exactamente lo que nuestro piloto de Harley encontraba «intimidante»: el neumático trasero de 240 mm, el contundente depósito, el revestimiento trasero, el puente, el manillar, la horquilla invertida y la distancia entre ejes de 1.755 mm (¡36,5 cm más larga que una GSX-R!) hacen que necesites una imagen en formato cine 21:9 para obtener un perfil adecuado. Es cierto que la calidad percibida de la Suzuki está a la altura de los mejores estándares japoneses. A pesar de algunos plásticos cromados, el acabado es irreprochable y los detalles que halagan la vista son numerosos. Nos limitaremos a mencionar el manillar, los pedales y los pilares, el cuadro de instrumentos de dos posiciones (ahora con indicador de marchas), el bloque motor con aletas decorativas, las llantas, los faros, el sistema de frenado y la horquilla dignos de una moto deportiva, el carenado del radiador, etc.

Un radiador (muy) grande, ya que la refrigeración es 100% líquida, y es algo bueno porque podemos imaginar fácilmente las limitaciones térmicas que sufren las piezas móviles de este bicilíndrico en V de 1783cc que puede llegar hasta las 7500rpm. Los dos TCA y las culatas de 4 válvulas tienen la tarea de calmar el conjunto. Al igual que la GSX-R, el sistema de inyección electrónica de la 1800 tiene un par de mariposas por conducto, pero le cuesta hacer su trabajo: los tirones al abrir y cerrar el acelerador y la falta de suavidad son demasiado acusados, mientras que este fenómeno no es habitual en otras motos Suzuki. Esto bien podría ser un tributo a la arquitectura bicilíndrica. El gran par motor de 160 Nm y la cilindrada hacen que la moto vacile a bajas revoluciones, por lo que no siempre te diviertes en las rotondas o en las curvas pequeñas. La ciudad y sus atascos tampoco son el lugar donde la M1800R se expresará con mayor serenidad. La caja de cambios en cascada (garantía de fiabilidad, como en las primeras generaciones de Honda VFR) hace lo que puede para suavizar las cosas, pero aquí es donde entra en juego una caja de cambios dura y poco precisa, que no es muy agradable de manejar. Cambiar de primera a segunda requiere un verdadero esfuerzo (no sabemos si la segunda marcha durará mucho) y encontrar la posición de punto muerto no siempre es fácil.