Durante las vacaciones es común encontrarse con que de pronto nuestra piel está ajada y reseca debido a los constantes baños en agua salada o agua de piscina que contiene mucho cloro, que dejan la piel aparentemente sin vida aunque nos hayamos aplicado cremas, bloqueadores y nos hayamos alimentado bien. Para esto existe una planta que nos reportará la solución: el Aloe Vera.
El Aloe Vera tiene la propiedad de regenerar la piel desde sus capas más profundas, nutriéndola y refrescándola además de ayudar a curar la piel en caso de insolación.
Los geles de Aloe que vienen en las cremas humectantes, cremas post solares y filtros solares, son también muy útiles para los fines buscados, pero siempre será de gran utilidad aplicar la planta fresca y recién abierta a nuestra piel con el fin de nutrirla.
La receta para preparar las hojas de Aloe es simple, la abren por la mitad con una cuchilla y restriegan la pulpa más blanda y húmeda sobre la piel afectada. Es recomendable utilizar hojas recién cortadas de la planta, ya que aquellas que lleven dos o más días en el refrigerador se han oxidado y han perdido sus componentes medicinales.
Otro modo de preparar el Aloe es sacar esa pulpa interior y mezclarla con jugo de otras frutas como el tomate, que ayuda a desintoxicar y potencia el efecto antioxidante sobre la piel, acelerando el proceso de rejuvenecimiento.
Una huerta en casa con plantas de Aloe no es nada difícil de mantener, y además les reportará innumerables beneficios cosméticos si la aprovechan bien, solo anímense a cultivarla y comenzar a probar sus maravillosos efectos sobre la piel.