CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA DE FRENADO DE UN COCHE

Tanto si se trata de un viaje corto como largo, un coche debe reducir la velocidad y parar a menudo. En un cruce, frente a un paso de peatones, a la entrada de una curva, etc. A menudo, no basta con levantar el pie del acelerador, sino que el conductor debe intervenir. Afortunadamente, una simple pulsación del pedal de freno activa un ingenioso sistema que frena tu coche.

La mayoría de los coches actuales tienen frenos de disco en las ruedas delanteras. Cuando el conductor pisa el pedal de freno, el sistema aplica dos pastillas contra la rueda giratoria. O, para ser más precisos, en cada lado del disco de freno de hierro fundido que está unido a la rueda. Es importante saber que frenar un vehículo requiere una gran fuerza. Por ejemplo, para detener un coche de 1.000 kg que circule a 130 km/h, se necesita una capacidad de frenado no inferior a 200 CV. Además, la enorme fricción entre las pastillas de freno y el disco puede provocar temperaturas de hasta 800 °C.

Por ello, como explica el concesionario Crestanevada Barcelona, los discos de freno cerámicos son la última tecnología del mercado actual. La fricción desgasta las pastillas de freno. Y como las pastillas de freno desgastadas son un peligro en la carretera, los coches actuales están equipados con indicadores de desgaste. Se trata de pequeños cables de cobre que encienden una luz de aviso en el salpicadero en cuanto salen a la superficie debido al desgaste. Además, las pastillas de freno están montadas en pinzas. Son muy visibles en los coches más deportivos. Por eso suelen estar pintados de un color rojo brillante muy reconocible.

A diferencia de los frenos de disco, los frenos de tambor están integrados en la rueda y, por tanto, ocupan menos espacio. Tampoco funcionan con pastillas montadas en el exterior de la rueda, sino con zapatas que se empujan contra el tambor desde el interior. Esta es la tarea del cilindro, que se encuentra entre las zapatas de freno. Los muelles liberan las zapatas en cuanto se libera la presión de los frenos. Las ruedas delanteras son siempre las que más frenan. Esto es lógico, ya que todo el peso del coche se desplaza hacia delante cuando frena.

Esto explica por qué la relación de frenado entre las ruedas delanteras y las traseras suele ser del 60% al 40%. Dado que los frenos de disco soportan una mayor carga que los frenos de tambor, suelen montarse en las ruedas delanteras.

Las ruedas traseras suelen estar equipadas con frenos de tambor, aunque cada vez son más los coches que incorporan frenos de disco en las ruedas traseras.

Un coche puede detenerse simplemente pisando el pedal del freno. Esto se consigue mediante un sencillo sistema que combina palancas y presión hidráulica. El pedal de freno es una palanca que transmite la fuerza del pie al cilindro maestro. Este cilindro maestro está lleno de líquido de frenos y convierte la fuerza en presión hidráulica. Esta presión se multiplica por siete gracias al vacío del servofreno.

Los conductos de los frenos también están llenos de este líquido de frenos para transmitir la fuerza hidráulica a los 4 cilindros. Pero estas líneas deben estar completamente selladas. De lo contrario, el sistema de frenos pierde presión. Por eso el sistema de frenos de la rueda delantera está separado del sistema de frenos de la rueda trasera. Sólo el cilindro maestro es común a ambos sistemas.

El líquido de frenos esencial

Se trata de un aceite mineral o sintético con propiedades muy especiales. Es incompresible, no hace espuma y no provoca corrosión. Y siempre permanece fluido, independientemente de que la temperatura sea muy alta o muy baja. Eso es tranquilizador, ¿no? ¿Te imaginas el desastre que supondría que los frenos no funcionaran aunque la temperatura fuera de sólo -10 °C o que fallaran en un día de mucho calor? Por desgracia, con el tiempo, el líquido de frenos se impregna de humedad y aire. El aire es compresible, y su presencia supone una reducción de la potencia de frenado.

El agua provoca problemas de oxidación e incluso puede hervir. Por eso nunca se utiliza agua como líquido de frenos. Tenga en cuenta que el líquido de frenos debe sustituirse cada 60.000 km o cada 2 años. Durante esta operación, todo el sistema de frenos se purga y se limpia para evitar cualquier tipo de humedad residual que pueda provocar la aparición de óxido.

ABS: un gran avance

Desde hace varios años, este sistema tan seguro se ha democratizado. La mayoría de los coches actuales tienen este pequeño extra. Gracias a los sensores de velocidad colocados en las ruedas, el ABS libera la presión de las pastillas de freno en cuanto una rueda amenaza con bloquearse. La frenada se mantiene pero las ruedas no se bloquean. El conductor conserva así el control de la trayectoria. Pero cuidado, ¡el ABS no reduce las distancias de frenado!