Las opiniones sobre la cirugía estética

No todo el mundo, por muy sano que esté, es un buen candidato para la cirugía plástica. Los cirujanos con experiencia saben reconocerlos y en muchas ocasiones, incluso, se niegan a operar a los que no reúnen los requisitos.

Buenos candidatos
· Buscan la solución a un problema estético, bien porque quieren cambiar su aspecto o porque cierto rasgo de su fisonomía les hace sentir un poco acomplejados.
· Saben perfectamente lo que desean y tienen claro el resultado que quieren conseguir.
· Tienen un carácter bien definido y un concepto de su imagen fuerte.
· Su entorno familiar y afectivo es positivo. Esto es importante para superar el postoperatorio, ya que cuando no es así pueden crearse situaciones que les desanimen y dificulten la recuperación.

Malos candidatos
· Consideran la cirugía estética como un medio para solucionar problemas psicológicos como una depresión o carencias afectivas. «Es cierto que en ocasiones una transformación en nuestro aspecto físico puede hacer que nos sintamos mejor con nosotros mismos y nos ayude a recuperar la autoestima. Pero de ahí a que el quirófano pase a hacer el papel de un antidepresivo hay una gran diferencia», asevera el doctor Martín de la clínica de cirugía estética Granada Salus.
· Deciden someterse a operaciones de estética tras haber sufrido una ruptura sentimental traumática. «Algunos creen que pueden recuperar a la persona que han perdido mejorando algún aspecto físico. Como esto no funciona, se produce frustración y se culpa al resultado de la intervención quirúrgica», apunta el doctor Martín.
· Han perdido el trabajo o han sufrido la muerte de su pareja. «Estos pacientes rehúyen enfrentarse a la sociedad o intentan suplir las ausencias con la cirugía. Atribuyen sus fracasos a un defecto físico y están convencidos de que, arreglándolo, el mundo se pondrá a sus pies», explica el doctor Martín.
· Desean parecerse a algún personaje famoso, modelo o artista porque cree que de esa forma van a conseguir el mismo estilo de vida. «Estas expectativas son irreales e imposibles de conseguir con una intervención de estética», puntualiza la doctora Carmen Huertas.
· Consultan a un cirujano tras otro buscando oír las respuestas que quieren escuchar.
· Tienen problemas mentales (paranoias, esquizofrenia…). «Tampoco son buenos pacientes los que están obsesionados con un pequeño defecto porque, tras la cirugía, se siguen mirando con lupa buscando aquellos mínimos detalles cuya perfección es imposible de conseguir», añade el doctor Martín.

Con reparos:
Aunque el paciente sea adecuado, algunos factores pueden hacer desaconsejable la intervención o provocar complicaciones:
· Padece hipertensión arterial o diabetes. Estos problemas pueden producir mayor sangrado y hematomas postoperatorios. La diabetes, además, tiende a retrasar la cicatrización.
· Trastornos renales o hepáticos.
· Afecciones pulmonares. Durante la anestesia y en el postoperatorio pueden obstruirse las vías respiratorias, por lo que habría que colocarle al paciente un tubo en la tráquea para facilitarle la respiración. «También estimulan el reflejo del vómito que, a su vez, provoca un aspirado del contenido ácido del estómago hacia los pulmones y puede originarse neumonía o colapso de los bronquios», señala el doctor Martín.
· Problemas cardiovasculares. La anestesia puede provocar alteraciones de la presión arterial o la frecuencia cardiaca. Es importante que el anestesista controle estas constantes durante toda la intervención y, en caso de observarse alguna modificación por exceso o por defecto, que actúe en consecuencia.